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El hierro (Fe) es uno de los 13 micronutrientes que todas las plantas necesitan para estar sanas y ser productivas. Con una deficiencia de hierro, las funciones esenciales de las plantas, como la producción de clorofila, la transferencia de energía, la producción de enzimas, la recepción de oxígeno, el metabolismo de las plantas y el desarrollo no puede tener lugar, por lo que esta deficiencia de nutrientes importante mantener bajo control.
Es importante vigilar los síntomas de sus plantas más pronto que tarde, ya que los métodos de prevención de las carencias de hierro son mucho más fáciles que el tratamiento.
La capacidad de absorción del hierro depende en gran medida del nivel de pH. Por ejemplo, si el medio de cultivo supera la medida de pH 6,5, el hierro se convertirá en una forma que ya no será accesible para la planta, lo que provocará una carencia de hierro.
Es fundamental que vigile de cerca sus plantas si el medio de cultivo es alcalino o si se le ha añadido una cantidad suficiente de cal, ya que es una causa frecuente de carencia de hierro.
Los niveles de pH pueden reducirse utilizando abonos y agua más ácidos. Las mejoras pueden tardar varias semanas en notarse. Sin embargo, si los niveles de hierro siguen siendo deficientes cuando los niveles de pH son normales, pruebe a reducir la dosis de fertilizante que aplica. Añadir hierro quelado al abono es una solución alternativa rápida para potenciar el verdor de las plantas. Más adelante en este artículo, ampliaremos la información sobre las fuentes de hierro que se pueden utilizar para esta carencia en concreto.
En las plantas, el hierro (Fe) actúa de forma muy parecida a como lo hace en el torrente sanguíneo humano: ayuda a transportar el oxígeno a través del sistema circulatorio de la planta. El hierro desempeña un papel importante en la formación de clorofila, que es clave para la fotosíntesis y da a las plantas su color verde. El hierro está clasificado como micronutriente, lo que significa que las plantas necesitan menos cantidad que los macronutrientes.
Sin embargo, el hierro no se absorbe fácilmente y las raíces sólo pueden absorberlo en determinadas formas y condiciones.
Como ya se ha mencionado, la capacidad de absorción del hierro depende en gran medida del pH del tipo de planta.
Ahora que entendemos la importancia del hierro, ¿cómo identificar los síntomas de una carencia de hierro? Uno de los signos más evidentes es la clorosis foliar. Las hojas de la planta se vuelven amarillas y las venas permanecen de color verde oscuro.
Si no tratas estos síntomas lo antes posible, las puntas de las hojas empezarán a quemarse y, por desgracia, no podrás salvarlas. (Lo mejor es recortar los bordes quemados para evitar que se pudran). Normalmente, la clorosis foliar empieza en las puntas de los nuevos brotes y, a medida que la deficiencia empeora, se va extendiendo a las hojas más viejas.
Al igual que otras deficiencias de nutrientes, la carencia de hierro en las plantas puede deberse a un desequilibrio de nutrientes, siendo la causa más común un suelo muy alcalino.
En las zonas donde llueve mucho, el pH es más bajo, ya que el suelo es más ácido. Esto se debe a que el calcio y la cal del suelo se vuelven solubles en agua.
Hay que tener en cuenta que las necesidades nutricionales pueden variar en función de la especie. Por ejemplo, si nos fijamos en los siguientes grupos de plantas, sus necesidades nutricionales varían y pueden separarse en función de su absorción de hierro.
Petunias
Estas plantas son conocidas como especies poco ferrosas, propensas a la carencia de hierro cuando el pH del sustrato es elevado. Las petunias crecen con un pH de sustrato más bajo, de 5,4 a 6,2.
Geranios
Se conocen como eficientes en hierro y son propensos a la toxicidad por hierro y manganeso a un pH bajo. Deben cultivarse a un pH comprendido entre 6,0 y 6,6 para limitar la cantidad de hierro y manganeso que absorben.
La causa más común de la carencia de hierro es un pH del suelo elevado (superior a 6,5):
Aunque puede resultar tentador añadir más fertilizante, el pH del sustrato afectará a la cantidad de hierro que puede absorber la planta. Para solucionar una carencia de hierro, comprueba primero el pH haciendo una prueba de escorrentía del suelo. Comprueba en qué rangos debería estar tu planta. Si es demasiado alto (más de 6,5), ajusta el pH a un rango saludable antes de añadir más abono.
Utiliza un lápiz digital de pH como el Bluelab pH Pen para medir la escorrentía del suelo.
Una vez que estés seguro de que no se trata de un problema de pH, hay muchas buenas fuentes de hierro disponibles.
Una vez identificada la carencia de hierro en tus cultivos, puedes aumentar los niveles de hierro con lo siguiente:
La prevención es siempre la mejor forma de actuar, por lo que te recomendamos que leas este artículo sobre los cuatro controles fitosanitarios que deberías hacer a diario.
¡Buena suerte para solucionar tu carencia de hierro!
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